Foto: Mundo Toro
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Roca Rey celebra sus 10 años de alternativa, haciendo historia en Acho.
Lima vivió una jornada para el recuerdo en la plaza de Acho, que lució dos llenos consecutivos durante el fin de semana para homenajear a su máxima figura: Andrés Roca Rey. El torero peruano celebró sus diez años de alternativa con una actuación cargada de madurez, raza y autoridad, coronada con tres orejas que le permitieron salir en hombros y reafirmarse como la referencia indiscutible del toreo actual.
El coso limeño, vestido de gala y envuelto en un ambiente de fervor, respondió a la cita histórica colgando el cartel de “No hay billetes”. Y Roca Rey no defraudó. Su entrega fue total en una tarde donde técnica, valor y capacidad se conjugaron para escribir una nueva página dorada en la tauromaquia peruana.
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El punto culminante de la tarde llegó con el quinto toro de la ganadería de Núñez del Cuvillo. Desde el recibo capotero, con un espectacular quite por saltilleras y lances a una mano, el público presintió que algo grande estaba por ocurrir. Tras brindar el toro a su hermano Fernando, Roca Rey inició la faena de rodillas junto a tablas, en un arranque electrizante que levantó al público de sus asientos, rematado con una arrucina de enorme exposición.
Las tandas por la derecha discurrieron ligadas y profundas, con un Roca Rey templado y dominante; también dejó pasajes enjundiosos al natural. Cuando el toro se apagó, el diestro se metió en terrenos de máximo compromiso para exprimir cada embestida. Aunque falló en el primer intento con la espada, la estocada posterior fue suficiente para cortar otra oreja y desatar la apoteosis en los tendidos.
Diez años después de tomar la alternativa, Roca Rey demostró en Acho por qué es hoy el referente indiscutible del toreo mundial. Su triunfo va más allá de las tres orejas: es la confirmación de un torero que ha conquistado plazas y corazones, llevando el nombre del Perú a lo más alto del escalafón taurino.
La tarde en Acho quedará registrada como un capítulo inolvidable para la afición peruana y para la historia reciente de la tauromaquia. Y, sobre todo, como el mejor homenaje posible a una primera década de alternativa que promete seguir creciendo.
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